Yo tenía síes a montones;
y te los llevaste.
Todos.
Tenía un no
para cada pesadilla;
pero también te los llevaste.
Todos.
Tenía ojalás
para tus sueños,
y ays para mis deseos.
Te los llevaste.
Todos.
Te llevaste cada una
de mis palabras,
amor, caricia, amanecer, dulce, salado,
cantar, llovizna, quizás, mañana.
Y ahora,
muda,
atragantada de silencio,
deambulo en la oscuridad
de esta boca
sin sentido.

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